28.3.11

Miente si dice que no me miente


Salgo a pasear, salgo por que está lloviendo, salgo por que llueven notas del cielo, notas de un pianista que se encuentra en los tejados. Caen corcheas, negras y redondas, fusas, blancas y silencios. Que en mi paraguas resuenan líricas las notas, que en el olvido del día surgen destellos de alegría. Que si salgo es por que llueve, por que hoy no sale el sol, hoy se esconde entre nubes intimidado por la luna. Créeme princesa cuando te digo que un día mi corazón fue tuyo y que en mi mas profundo pesar me avergüenzo de pasar sin tan siquiera mirar a tu torreón. Ya no seré yo tu salvador ni tu caballero en llamas, ya no viviré esa aventura por que me encuentro sin ganas.
Y el poeta olvidado también anda por los tejados. Oye dime, ¿Que se encuentra más allá de las montañas? ¿Que me dices que se huele? Nunca me oye cuando hablo, siempre pregunta si dije algo...

Cinco violinistas dan mal fario, cuatro tienen un pase y seis son de buen ver, pero cinco, cinco es un numero horrible para unos violinistas. Cánones y sinfonías, pizzicatos alegres que te llenan la cabeza de pensamientos fervientes con un completo Carpe Diem. Mírame como divago, ya no se ni lo que digo, encuentro telarañas con viudas negras en los mástiles de mis guitarras.
¡Ay! ¡Kutxi! Que me hallo abotargado en este género degradado por la sociedad, que mis intenciones eran buenas y termine casi sin suelas andando por la Gran Vía de Madrid. Que los museos son mis casas y que si algún día me buscas, te aseguro que no me encontrarás, pues nunca soy yo, nunca soy otro... Por decir más: No soy.

Y si miro más adentro me caigo, por que vi mi funeral, vi una dulce de piano, una dama de negro que sonreía por ello, que me adentraba en las aguas y pasaba de hombre a rana.
¡Que me voy por los cerros de Úbeda! Si sigo andando por la lluvia de notas y veo a una joven, de la que sé que nunca quiso sonreír, que siempre fue feliz sin demostrar que lo era. Y un beso apasionado y una caricia disimulada. Que locura más extraña, que de funeral al amor, que de la muerte a la pasión... Que se acabó este sueño despertado, que me cuelguen de un árbol y me digan la razón de mi insana mente, que le cuenten a los niños que me perdí como un rey y volví como un bufón... Pobre de aquel que quiera acercarse a mi.

Oye... ¿Estoy despierto?

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