20.12.10

Como la vida misma

Dame cinco segundos...

No me pares si voy muy rápido porque hoy quiero sentir la velocidad, hoy quiero volver a ver esos ojos verdes que miré un día, quiero volver a sentir esos labios cálidos que besé un día, quiero volver a acariciar ese rostro pálido que rocé un día...
Me noto raro en mis botas, pesan mas de la cuenta y estoy tragando demasiado agua ¿Porque me has atado la manos? Ni que pudiera huir.
Cuando miro hacia arriba un destello de luz me ciega, miles de burbujas conocen la libertad, mientras yo conozco a una dama mas bella que tú, de corte blanco y zapatos de claqué. ¡Que mundo mas bonito si estoy a su lado, tan especial!... ¡Tan jodidamente especial!
Ella me mira y se ríe, quiere algo. Me mira y se ríe, quiere algo. Me mira... Me mira y me besa, me besa con su mirada, un minuto de una mirada inquietante, de esas que no puedes dejar de mirar con la boca abierta, que te lleva a un mundo al que no perteneces y lo piensas, pero ella sigue mirando y mirando y entre corcheas te dice que te quedes, que aquí no te sientes tan mal, que puedes apoyar la cabeza en sus piernas y puedes dejar que el tiempo pase... Calderón.

Y entra en escena un estruendo de guitarra, una negra con puntillo, un solo imposible, creado por un verdadero luthier del sonido y te das cuenta de que esa no es tu verdadera pareja de baile. La sueltas, te vas y la agarras.
Pelo corto, cara triste, un precioso vestido negro y esos zapatos rojos que tanto te gustan. La agarras, tú la miras fijamente y sueltas una proposición de manera interesante: "¡Bailemos...!"
Un tango triste, una balada de saxofón que cuenta tus penurias, propia del mismo B.B.King. Y sigues bailando con tu dama, elegante sin pendientes, las orejas vacías, pero tan distinguidas; como si portaran el mejor de los pendientes. Con un aroma único, que te llena, que reconoces en cualquier lugar.
Y seguís bailando en un triste salón vació, con la música de una gramola que ya no funciona, con el sonido de un triste y polvoriento vinilo. Do, fa, la, mi, re, la, mi, fa... Silencio.

Y ella te sigue mirando, pero no ríe, está enfadada, eras suyo y no de esa niñata de pelo corto. Sigue sonando tu melodía triste y tú sigues bailando, cada vez mas junto, cada vez mas peligroso. Pero tu acompañante no ríe, te fijas en que sólo llora, porque nada la había salido bien y cuando de pronto algo la sale bien tu estas delirando en el agua, te crees un gran pez y suena el canon, ese que tanto os gusta, ella se va corriendo de la sala. La dama de corte blanco se levanta, se ríe y te dice: "¡La perdiste...!"
Tu traje ya no parece tan deslumbrante, tus ojos ya no tienen ese ritmo bebop, ya no tocas el viejo motown, se acabó la psicodelia y la dureza del hard-rock. Se acabaron las rápidas melodías del funk y la suavidad del piano. Tu salón se derrumba y la dama sigue riendo a ritmo de una música sin sentido, no puede parar de reírse y tu no puedes parar de hundirte, este barco se va a pique... Cambio de partitura.

Y ahora un jazz, lento, suena una batería con escobillas, un charles y la caja... Unos xilófonos llevan la melodía y una suave linea de bajo golpea a lo lejos. ¿Que te voy a contar que no sepas?
Un tipo de traje de rayas, camisa granate, corbata negra y una gran sonrisa con un toque siniestro empieza a soltar un largo discurso sobre la vida, un monologo improvisado sobre tu más inminente final y algún que otro chascarrillo para amenizar la velada, se cree gracioso...
A escena saca a tu alma. Pálida, deshecha, helada y en sus últimos alientos, ya no es lo que era. Muchacho, estas acabado, como una liebre en una cacería, tienes pocas posibilidades de salvarte, pero ¡oye! "Se positivo, aún hay posibilidades de volver a verla."
Tienes el ventanal al lado, quitas la cortina y ves que llueve, lluvia bíblica, de estas que solo ves cada cataclismo. Asombrado de tu valentía sales a la calle a buscarla por túneles subespaciales, como si estuvieras en un videojuego... Y los videojuegos suelen tener finales felices.



Y al final silencio, mucho silencio...

1 comentario:

Esquizofrenia198 dijo...

Muy buenas. En las primeras líneas recuerda un hecho memorable que permanece en su mente y que quiere volver a padecer. A continuación un flash back introduce la historia porque más tarde comienza a expresar lo ocurrido, volviendo al pasado.
Con respecto a lo siguiente (“Me noto raro en mis botas, pesan mas de la cuenta y estoy tragando demasiado agua ¿Porque me has atado la manos? Ni que pudiera huir.
Cuando miro hacia arriba un destello de luz me ciega, miles de burbujas conocen la libertad”)
no acierto a saber si tomármelo de manera literal o metafórica. Me decanto por lo segundo suponiendo que esto es prosa poética. Entonces dubitativamente me arriesgo a decir que hace referencia a la impotencia con la que te vas alejando de algo, que te vas “hundiendo”, y mientras aparece ella, a la que describes admirable, tentadora y sugestiva. Refieres el bienestar que te provoca estar a su lado y aludes a la evasión en este párrafo (el primero). Ahora procede, la primera crisis del fragmento: hay un cambio y defines valiéndote de, principalmente, la música, a la segunda persona que entra en escena. Ella es agresiva y peligrosa en su descripción, parece tu original nueva tentación, por la cual abandonas la anterior. Cambias la esencia digamos “cañera” que precedía, a la actual situación de tristeza y calma, mientras todo va cesando paulatinamente. Más tarde, cuando dices: “Y ella te sigue mirando” supongo que aludes a la primera persona de nuevo, la que se quedó y continua mirándote aún mientras tú bailas con tu preferida potenciando los celos de la anterior.
Pero todo esto no importa porque no entiendo la razón por la que pierdes a la del pelo corto para satisfacción de la otra. Dices que ella se va corriendo de la sala llorando pero no entiendo por qué y no veo posibles referencias en el texto para deducirlo claramente.
Luego te invade un sentimiento de tristeza al perderla, que es directamente proporcional a la sensación de alegría de la chica que se ríe de tu desgracia. Con esto, desemboco en el cuarto párrafo, en el que hay una segunda crisis explícita porque cambias de nuevo la escena y el personaje. Éste no sé qué es, no sé si es una especie de presentador que dices “saca a escena tu alma” pero en cualquier caso te muestra su aspecto (“pálida, deshecha...”) a punto de fin. Tras esto tomas la iniciativa de reencontrarte con aquella que huyó y acierto a intuir que la encontrará por la última frase.
En general, aún habiéndote basado en una estructura clara y reiterativa (párrafo, después puntos suspensivos y una declaración que introducía el cambio de escena en el siguiente párrafo) no has sido lo suficientemente ordenado en ocasiones, aunque sin embargo no has caído para nada en la redundancia y me atrevo a decir que procuras una definición artística de los personajes casi fundiéndoles con la música a la que también utilizas para describir las sensaciones que van invadiendo las escenas. Eso ha sido lo que más me ha gustado junto con el sentimiento de preocupación que me vino cuando no entendí el texto después de habérmelo leído tres veces, porque me esperaba otra cosa. Esta sensación me incitaba a plantearme si estaba ante un texto demasiado elaborado para mí que no era capaz de entender o simplemente un texto mal narrado. La cantidad secuencial de faltas de ortografía hicieron que me decantase por lo segundo. Como punto final me ha gustado porque sé de quién es, pero conozco maneras más asertivas de narrar. Un saludo Javier.