Son horas y horas mirando un mechero, un mechero que se enciende y se apaga, se enciende y se apaga... El humo desolado se acumula en el techo de la habitación, papeles quemados se difunden por las corrientes de aire, son solo cenizas escritas que cuentan lo mucho que un día te amé. Soy un romántico muerto, un idiota que se cree artista y no llega ni a admirador. El mando de la tele se queda tirado, la tele hablando de cosas indiferentes, me cuenta que el fútbol lo borra todo, que un tsunami no es interés y que las mentiras nos gobiernan cada vez mas, las cosas banales se han convertido en algo tan importante.
¡Hey! Soy un niño feliz, soy un autista que reniega de su trastorno, no puedo hablar de mi, no puedo dejar de sonreír pero tampoco lo haré por que tu me lo digas. Querida, hemos llegado al fin, son mierdas que nadie lee, son pensamientos idiotas que vuelan como peces, que en mi mente la gravedad no existe, las diferencias sociales se han abolido y la carencia de felicidad se arregla con soma. Es una droga mal suministra, es la vida en polvo, compactada y con sabor a nubes, dame mi último pico y déjame disfrutar hasta que se acaben los efectos...
Un texto psicodelico de incienso y locura que me dicta la amargura por quererte besar.
Ya no nos quedan ni las drogas duras.
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