Pero hoy me voy a dar un largo paseo por la ciudad y mi inseparable amigo naranja me sigue ha cada paso que doy, en ocasiones se adelanta y me espera en la siguiente esquina como si supiera hacia que lado voy.
Me mira con esa cara como si él supiera todo y como si solo guiñando esos ojos verdes pudiera solucionar todos los problemas de mi cabeza. Maúlla y continua, tan feliz en sus andares. Con su rabo meciéndose en el aire y sus orejas siguiendo el sonido de los coches.
¿Quien soy? Yo soy Ulysses...
Hoy me apetecía acariciar a un triste gato naranja...
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